domingo, 26 de julio de 2009

Placebo seduce con sus cantos de sirena en Atarfe



Los británicos desembarcaron en el coliseo de Atarfe (Granada) cargados con su pop-rock más elitista dispuesto a sorprender a un público entregado.
Caía la noche sobre Atarfe cuando Dorian comenzó a esbozar sus primeras notas demostrando que el Indie español tiene cabida entre el majestuoso imperio británico. Tras una hora, que se hizo corta, de sutileza armoniosa, cedieron el turno a Lagartija Nick, los cuales, no estuvieron a las circunstancias de la velada. Su rock urgente (en ningún momento catalogaría su actuación como punk, eso sería un sacrilegio), no causaba efecto en los asistentes mas exigentes que observábamos atónitos la verborrea precipitada de su solista, lo que parecía que estábamos siendo participes de una psicofonía más que de un concierto rock.
Pero a las doce de la noche, las estrellas y planetas de la galaxia se alinearon y un poder sobrenatural iluminó los treinta metros cuadrados de escenario para que Placebo irrumpiera con Kitty Litter, el primer single de The Battle for the Sun, arrancando a los asistentes los primeros gritos y saltos de la noche. Con el público en el bolsillo, diseccionaron parte de su último trabajo sin olvidar grandes éxitos como: Every You Every Me, Special K o la más aclamada y ovacionada: Meds. Las guitarras duramente distorsionas se derretían en las manos de su líder Brian Molko, que nos hipnotizándonos con su seductora voz de sirena nórdica, acompañado siempre por Stefan Olsdal, el virtuoso bajista que no dudaba en apresar una guitarra y rasgarla hasta el clímax musical, contoneándose como una vieja estrella del Glam. Pero no debemos olvidar la gran virtualidad de su nuevo batería, que se mantuvo enérgico y constante durante todo el concierto y que proporciona una brisa de aire fresco al grupo. Tras un ovacionado Bis de dos minutos Placebo volvió con tres temas más y se despidieron como lo que son: El grupo Indie- Pop-rock más grande del panorama musical.

PETER PAN NO VOLVERÁ A CAMINAR SOBRE LA LUNA



Nadie se podría imaginar la música Pop actual sin mencionar su nombre. Todo un legado de estilos, tanto musicales, como de danza e incluso de moda, que nos rigieron durante dos maravillosas décadas y que a día de hoy, doy por hecho que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos mantendrán la llama viva del estilo mágico y elitista del Genio de Indiana, del hombre que ha dejado de ser leyenda para convertirse en inmortal.
En estas palabras que hoy dedico a Michael Jackson voy a autocensurarme, a dejar fuera de estas líneas la polémica, los excesos y las excentricidades que eclipsaban a este astro del firmamento musical. Solo quiero haceros participes de la emoción que siento al ver a tanta gente de tantas nacionalidades, de razas y culturas distintas apoyadas en su recuerdo y exaltando su figura. Bailando en las calles, festejando su divinidad por cada rincón del planeta, aclamando la imagen como solo se hace a un autentico Rey, en vez de afligirse y lamentar su marcha.
Y digo marcha pues considero que Michael Jackson hoy está más vivo que nunca y no es una locura. Está vivo en las más de setecientos cincuenta millones de copias vendidas, de las cuales alguna de ellas tendrás en tu Discoteca personal. Seguirá vivo cada vez que un niño espontáneamente intente imitar el “moonwalker”, en la desacertada combinación de algún viandante al contrastar unos escasos pantalones de pitillo negros con calcetines blancos, en los movimientos de algún joven bailarín intentando desarticular sus extremidades a ritmo de alguna de sus canciones de Pop extraterrenal, y sobre todo, en un rincón de mi casa discográfica o a lo que otros llaman corazón.